Mi Mundo Pastelero

sábado, 23 de enero de 2016

Nuevos vientos en Chile sobre el consumo de helados

El consumo de helados es una rica y refrescante costumbre para los chilenos en toda época del año, que ha ido cambiando con el paso del tiempo, a medida que las costumbres y gustos se han vuelto más exigentes. La tradición de congelar bebidas y jugos de fruta, viene desde hace más de 2000 años, pudiendo encontrar los primeros bajorrelieves en la mesopotamia Persa que muestran cómo en las cocinas de los palacios Babilónicos, se congelaba con nieve o hielo el vino o jugos de frutas endulzados con miel.

Esta sana costumbre, que fue el origen de los sorbetes, llega gracias al comercio a Italia, donde se le agrega huevo y leche, creando los primeros helados.


A nuestras tierras llega en la época de la colonia, donde aún no existían las máquinas para congelar y conservarlos; pero gracias a la sal, que baja el punto de congelación del hielo o nieve que se traía de la cordillera, era posible prepararlos. Los primeros helados que se consumían en la colonia chilena, no eran muy variados; eran a base de almíbar de canela y leche de almendra (conocido como aurora) o el bien conocido bocado de príncipe, a base de crema inglesa.
Ya en esta época, salen a las calles los primeros carritos de helado, que despertaban de la siesta a más de alguno con su insistente campanilleo. A medida que la tecnología avanza, llegan a Valparaíso por 1930, las primeras congeladoras, que permitían elaborar y mantener las cremas heladas; y con ellas comienza a crecer la oferta de variedades de helados; naciendo así la primeras heladerías que sirven las cremas heladas en barquillo.
El crecimiento de la industrialización en el país, trajo a las manos de chilenos, los primeros helados de crema o agua con palito, constituyendo un regalo maravilloso al alcance de cualquier bolsillo y para refrescarse en cualquier momento de una calurosa tarde de verano.

¿Quién no ha saboreado uno en la micro o en la calle de camino a la escuela o trabajo? ¿Cómo no recordar el centella, el cola de tigre o el  preciado chocolito? El ingenio chileno en materia de sabores pusó de moda por los años ´60, la presentación de las cremas heladas con cucurucho invertido. Hoy, la globalización y los viajes al exterior, han traído un cambio de hábitos alimenticios y costumbres en los chilenos, dando paso a una nueva generación de gourmands que demandan de estos deliciosos y refrescantes postres helados,otras combinaciones de sabor y propiedades, naciendo así, una nueva forma de concebir los helados, destinados a satisfacer a todas las demandas.
Hoy el boom por los helados artesanales, sin conservantes, ni colorantes artificiales, llegan con una carta variada para todos los gustos. En Santiago por ejemplo, se pueden encontrar un sinnúmero de creaciones heladas con sabores delicados y combinaciones refrescantes, como el de miel de ulmo o de kumquat (del Emporio La Rosa o Sebástian); o que recuerden los sabores típicos chilenos, como el de harina tostada, mote con huesillo o el muy audaz helado de pebre (de Il Maestrale o La Menestra)
Así con el pasó del tiempo han surgido diferentes heladerías las que ofrecen preparaciones gourmet, mezclando hábilmente lo dulce con lo salado, como el helado de melón calameño con crocante de jamón serrano (de El toldo azul).
Actualmente, la búsqueda de la vida sana, exige que la alimentación sea equilibrada y nutritiva, con ingredientes 100% naturales; y estas pretensiones, han sido el origen de una nueva forma de ofrecer helados.
Naciendo con ello los famosos helados orgánicos, naturales y energéticos, libres de azúcar, lactosa, gluten y muy bajos en calorías (como los de Zenzero); y las cremas a base de yogurt helado non fat, bajos en calorías y que permiten un inconcebible número de combinaciones de sabores.
Usted ya sabe, hoy no hay excusas ni culpas para disfrutar de un suntuoso helado; la oferta es amplia y variada. No olvidemos que Chile es el líder per cápita en consumo de helados en latinoamérica.

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