Acabo de
llegar de unas pequeñas vacaciones en la hermosa ciudad de La Serena, y a pesar
del cansancio quería comer algo rico, fácil y sin gluten. Así que recordé que
hace unas semanas, mi amiga Anabella
Grundfeld, de la asociación SlowFood Chile – Pilgua (*) me hizo un desafío, para el Encuentro de Testeo y Conversatorio de Productos del Bosque
Nativo. Esta actividad se realizó en alianza con Slowfood-Chile
y el Centro del Patrimonio Inmaterial de
la Biblioteca Nacional de Chile, y mi reto consistió en crear algunas recetas con varios subproductos de la Avellana Chilena Ñefn.
Este fruto, proviene del avellano
sudamericano o Gevuina avellana mol, que es un árbol de hoja perenne, dentadas y frutos tipo seco, que en un principio es de color rojo oscuro y a
medida que madura se va transformando en marrón muy oscuro, casi negro.
Pertenece a la familia de las macadamias, por lo que contiene varias propiedades nutritivas tales como vitamina A, E, Na, Mg, Ca y P. Según la FIA (Instituto de Investigaciones
Tecnológicas, INTEC-CHILE), de esta vaya que crece en el Sur de Chile y
Argentina, se puede obtener.
- Semillas tostadas con o sin sal
- Harina de avellana entera o desgrasada
- Aceites comestibles o para usos cosmetológicos
- Crema de Avellana (símil mantequilla).
Con un sabor propio y peculiar que resalta aún más con el tostado, estos versátiles frutos permiten elaborar varias
preparaciones, tanto dulces como saladas. Mi idea con estas avellanas fue hacer productos simples y
sin gluten como: galletas, alfajores, bizcochos, crumble de manzana, entre otros. Todo lo que cociné tuvo buena crítica, pero lo que se llevó los aplausos fueron unos pequeños
bocaditos, que de tan simples te aseguro que serán desde ahora tus
preferidos. ¿Cocinamos?
INGREDIENTES
- 1 clara de huevo mediano
- ¾ tazas de harina de avellana chilena (**)
- ½ taza de azúcar flor (***)
- ½ cucharadita esencia de vainilla
- Azúcar flor extra, para espolvorear
PASO A PASO DE LA PREPARACIÓN
1. Hacer Mise en Place: Encender el
horno a temperatura moderada (180°C); colocar un papel mantequilla sobre una
placa y rociar con aceite vegetal; medir y pesar todos los ingredientes.
2. En un bol, unir la avellana con el
azúcar flor y reservar
3. Batir la clara solo un poco, para
romper su estructura
4. Verter toda la clara sobre la mezcla
de sólidos y la esencia de vainilla
5. Con una espátula, unir todos los ingredientes hasta formar una masa lisa (pareciera que con tan poca clara nunca se van a unir, pero paciencia!)
6. Hacer un cilindro de aproximadamente 4 centímetro de diámetro, y cortar 16 porciones iguales
7. Toma cada porción, forma bolitas y aplana un poco
8. Coloca las bolitas en la placa
forrada con papel mantequilla
9. Hornea hasta apenas dorar (12 minutos
aproximadamente)
10. Retira del horno, deja enfriar unos
minutos y retira del papel (no enfríes sobre el papel porque se pega).
11. Espolvorea con azúcar flor y a disfrutar!!!
NOTA:
(*) SlowFood Chile – Pilgua: http://pilgua.cl/http://pilgua.cl
Y por si te preguntas qué significa Pilgua,
te cuento que es una palabra mapuche, que significa “bolsa o malla para hacer
las compras”.
(**) Si no encuentras esta harina en tu
país, esta receta se puede hacer con cualquier fruto seco molido (nuez,
almendra, pistacho, etc.) pero el sabor de las avellanas chilenas es único,
vale la pena.
(***) Recuerda que si no dispones de azúcar
flor certificado, puedes hacerla tu mismo pulverizando azúcar granulada en un
molinillo de café (yo le agrego 1 cucharadita de maicena y lo guardo en un
frasco hermético).